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Healing Bells

En marzo de 2020, cuando la pandemia de COVID-19 obligó al cierre repentino del campus de la Universidad de Michigan, la periodista Jet Schouten y la compositora Pamela Ruiter-Feenstra se unieron para crear Healing Bells, una composición para carillón que más tarde se transformaría en una respuesta artística global tanto al virus como al aumento de las injusticias sociales.

La obra nació no solo como respuesta a la crisis, sino también como una declaración que dió frente al racismo, el odio anti-asiático, las fobios a la homosexualidad y trans, así como otras formas de violencia social que se propagaron junto con la pandemia.

Lo que comenzó como una colaboración de despedida se convirtió en un llamado internacional a la conexión, la resiliencia y el diálogo cultural a través de la música.

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Sonido contra el silencio: cómo Healing Bells resonó en todo el mundo

Con raíces en la creencia medieval de que los cuencos poseen sonidos que sanan, Healing Bells entrelaza un poderoso simbolismo musical. Las manos de la carillonista se mueven en gestos circulares llamados “espirales virales”, que reflejan la forma misma del virus. Este motivo visual y sonoro se alterna con “Plyve Kacha”, un lamento tradicional ucraniano que expresa duelo y memoria.

A medida que la pieza avanza, la melodía del lamento comienza a debilitar el tema viral, reflejando la esperanza de que la ciencia, la comunidad y la expresión creativa puedan superar el miedo y la desconexión. El 21 de mayo de 2020, Healing Bells se estrenó globalmente en seis continentes y 14 países, uniendo a carillonistas en solidaridad durante el Día Mundial de la Diversidad Cultural, el Diálogo y el Desarrollo de la UNESCO.

La interpretación resonó no solo desde las torres universitarias, sino también en el espíritu colectivo de artistas de todo el mundo, demostrando que la música puede tender puentes, enfrentar la injusticia y amplificar lo que sanan.

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